Las emociones se crean cuando el cerebro interpreta lo que sucede a nuestro alrededor a través de nuestros recuerdos, pensamientos, ideas, experiencias y creencias. Es decir, a través de nuestro pensamiento, se desencadenan emociones en respuesta a los distintos sucesos que percibimos. En respuesta a ello, nuestro cerebro modula nuestros sentimientos y conductas ante cada situación.
Es importante conocer "El afecto heurístico o heurística de la afectividad, surge normalmente mientras juzgamos los riesgos y beneficios de una situación, dependiendo de los sentimientos positivos o negativos que asociamos a los distintos estímulos. Lo que conocemos como actuar con el corazón, si tus sentimientos hacia algo son positivos, entonces es probable que tu juicio infravalore los riesgos y sobreestimes los beneficios de los acontecimientos, mientras que, si tus sentimientos hacia los hechos son negativos, serás más propenso a sobreestimar los riesgos e infravalorar los beneficios. Esto puede jugarnos malas pasadas, pues nos vemos más envueltos por emociones, que por pensamientos racionales que tengan una base más sólida a la hora de tomar cualquier decisión, sobre todo las de mayor repercusión en nuestras vidas.
Los seres humanos estamos muy lejos de ser la máquina racional perfecta que se puede llegar a creer o esperar en alguna ocasión. El hecho de ser conscientes de las diferentes trabas que tenemos de fábrica, nos ayudará a ser más capaces de controlarlas para evitar que en algunos momentos con mayor intensidad emocional, nos jueguen una mala pasada, e interfieran con una toma de decisiones más objetiva y beneficiosa.
El entrenamiento en la toma de conciencia para la regulación del estado emocional, se pueden entrenar, por ejemplo, utilizando herramientas como "La Programación Neurolingüística", que te aporta técnicas que te ayudan a entrenar tu desarrollo emocional, a aprender a gestionar las emociones para dar respuestas y regular tu conducta de manera más adecuada ante cada situación.
